En el siguiente planeta vivía una mujer triste. Sus cabellos eran del color de la ceniza de los volcanes del planeta del principito, que con tanto esmero deshollinaba, y sus ojos estaban enrojecidos y no paraban de brotar lágrimas de ellos. A sus pies nacían dos pequeños ríos que iban a dar a un lago formado de sus lágrimas
-¿Qué te pasa? Pregunto el principito.
-Estoy triste – Contesto la mujer.
-¿ Y porque estas triste? –Siguió preguntando el principito.
La mujer siguió llorando sin dar ninguna respuesta.
-¿Y por que estas triste? –volvió a preguntar el principito que no había renunciado nunca a una pregunta una vez la había formulado.
-Por que estoy sola. Me quedé sola hace tiempo. Se fué el otro habitante de mi planeta y desde entonces no he podido dejar de llorar. –Se apresuro a responder la mujer ante la insistencia del niño.
-¿Y no piensa volver?- inquirió de nuevo el principito
-No, creo que no va a volver.
-¿Y por que no vas a buscarlo tu? –volvió a preguntar de nuevo.
-Por que no sé que es lo que quiero y no sé si quiero que vuelva, solo sé que lo echo de menos y eso me hace estar triste.
-Si lo hechas de menos, ve a buscarlo –y al decir esto, los ojos del niño miraron al cielo, como intentando buscar donde estaría su pequeño planeta en ese momento- Yo también he dejado sola a mi rosa y sé que ella me echa de menos, pero volveré a buscarla, por que aunque en otros planetas que visite, haya flores aún más hermosas, nunca llegarán a ser como ella, por que yo la conocía y mi rosa me entendía.
Los adultos son muy extraños, no saben lo que quieren hasta que lo pierden. Y así, continuó su viaje.
D.Cebada
martes, 30 de marzo de 2010
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3 comentarios:
Me ha encantado volver a leer un fragmento del Principito. Es curioso, pero cuando te leo escucho tu voz...
Eres increíble... : )
Anonimo
eso nos acerca un poquito más :-)
À toa
;-) Cuidado, las cosas cambian, hoy eres ayayay y mañana schlabuffo.
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