jueves, 6 de mayo de 2010

Retazos Y Pinceladas



Casi las ocho, al fin se acaba el día, día laboral, claro. Aún hay luz, maldito verano. No adelanto nada con quejarme, es mejor hacer el cierre y largarse de aquí, esta caseta me agobia, a medida que el día pasa, se estrechan las paredes peligrosamente, hasta el punto de provocarme cierto grado de asfixia. Quizá debería aprovechar la luz y salir a hacer algunas fotografías, para eso me traje la cámara, ¿no?. ¡Pero no! que coño, no tengo ni puta gana, aunque debería, todo esta verde, nada que ver con ese gris que tanto me gusta y que anegaba todo hasta hace bien poco. Los chopos, los campos sembrados de cebada, la hierba y un montón de bichos que no esperan encontrarse con el disparo eficiente de la nikon. Interesante pero, ¡no! paso. Mejor hago el cierre de los güevos y me piro a casa.
--¿Te pasa algo? tienes mala cara—¡Ja! mi compañero. Seguro que no se ha visto la suya, aunque seguramente debe dar asquito mirarme; no hablo, no río, no me apetece estar fuera de la caseta, no me apetece estar dentro de la caseta, no me apetece estar en esa casa. El frío de este sitio debe tener cierto influjo en los relojes y las horas de luz pueden ser hasta veintitrés. La otra es para dormir.
Me escuecen los ojos, quizá paso demasiado tiempo frente al monitor viendo Internet. Antes buscaba cosas interesantes o que me interesaban, ahora vago por los blogs de mis chicas, en youtube o en la página del tiempo. Fin de la imaginación, no doy para más. Escribo, sí, no para mí, no se hacerlo, escribo para ella… tampoco se hacerlo. –Vaya por dios, “C” hace una semana que no escribe y Venus tiene que tener problemas de conexión. Ups! mañana puede que llueva. Mierda de tiempo--.
Creo que los automatismos en los trabajos pueden hacer mejorar la producción, pero esto es demasiado automático, no tiene nada que ver conmigo, nada que ver con lo que quiero para mí. Me levanto, como, trabajo, me ducho, ceno, la tele, la cama. Todo es automático, quizá lo único que no lo sea es el momento de ir al baño, puede que ahora, puede que dentro de una hora, puede que en el peor momento. Mierda de vesícula.
Al coger el coche tengo a veces la sensación de que podría hacer estos dos Kilómetros casi con los ojos cerrados. Primero las “eses”, el stop, la subida, la bajada, el puente, el stop, giro a la izquierda, segunda, tercera, intermitente, derecha, aparco, punto muerto, fin.
--Una cañita, Juan, que solo son las ocho y media, que pintamos en casa ahora—Me la tendré que tomar solo. Ramiro viendo dibujos, mira tu por donde, eso me distrae.
--Una caña Rami.—Y deprisa, tengo sed. Se levanta parsimonioso, como de compromiso.
--Tienes mala cara—me dice. Confirmado; doy asquito. El día no ha sido bueno en lo personal, estuve todo el día muy triste y la culpa es mía por pensar que la felicidad está donde estáis todos vosotros, donde estan ellas, o lo que es lo mismo; a 482 kilómetros de aquí. No hay cosa que cambie mas deprisa que el estado de animo...
Una, solo una cerveza. No voy a negar que me gustaría emborracharme, pero no me gustan las resacas y mañana estaría peor que hoy. Podría fumarme unos canutos de esa hierba que pone tan malito a Juan, pero también me da miedo que me de algún tipo de bajada de tensión y he de confesar que no tengo habito para aguantar más de unas caladas. Además, ya pasó mi momento de ser un mierda y esconderme detrás de todo aquello que era susceptible de enajenarme o evadirme. Siendo todo así, no me queda otro remedio que subir a casa, quizá cenar algo o no, no se, y esperar a la hora bruja en la que puedo llamar a casa justo después de que ya se hayan acostado las niñas, se haya duchado y justo antes de que se enganche una noche más a una de estas redes sociales tan guays. Trataré de sacarle alguna palabra bonita que me sustente durante las horas de sol, que me ayude un poco a pasar el trago. Una metadona que sustituya la droga de verla.
Dejaré que pasen las horas, dejare que pasen las tardes, desearé que llegue pronto la noche, desearé que pasen pronto los días, para que pueda llegar el fin de semana a casa y desear que no pasen ni las horas, ni las tardes, ni las noches, ni los días.

3 comentarios:

LAURA dijo...

Tengo un nudo en la garganta... los ojos llenos de lágrimas.... pero hoy, por fin, es viernes.

Erunámo dijo...

lo que me hace más gracia es que te pueden haber llamado de todo menos "metadona". No quiero lagrimas, para eso me basto yo solito. Te veo luego.bs

Anónimo dijo...

No te emborrahces de tanta pena que eso al final duele en el alma.
Y si lo haces, vomita como lo has hecho, escribiendo estas cosas tan humanas.
Venus ha vuelto y no quiere leerte así de triste...
Necesitamos unos "cobardes" entre amigos, más que amigos.